05.04.13 / MARÍA AYLLÓN, IDEAL. Aristóteles en su Poética utiliza el término griego catarsis para definir la tragedia como una purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Mediante la experiencia de la compasión y el miedo, los espectadores de la tragedia experimentarían la purificación del alma de esas pasiones. Es la facultad de la tragedia de redimir -o purificar- al espectador de sus propias bajas pasiones al verlas proyectadas en los personajes de la obra y le permite ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin llegar a experimentarlo él mismo.
Antonio Claudio Reinero y Clara Lorca con su exposición titulada \'Catarsis\' pretenden que el espectador al contemplar su obra experimente ese efecto purificador y harcele partícipe de su propia renovación artística. “Se expulsa lo que uno tiene dentro para así poder renovarse de esa fuerza”, aclara la pintora granadina.
La inaguración de la muestra tendrá lugar a las 20 horas en el Centro Damián Bayón de Santa Fe. El centro cuenta con tres salas. Cada uno de estos jóvenes pintores tendrá una sala y en la central tendrán su propio espacio, pero de una manera simétrica. Llevan desde septiembre del año pasado trabajando en estas obras, algunas son muy recientes.
Antonio Claudio tiene 30 años, es portugués de nacimiento, estudió Bellas Artes en Sevilla pero la terminó en Coimbra. La técnica de Antonio Claudio es mixta sobre tela, su pintura tiene mucha contundencia y mucha fuerza. Se caracteriza porque tiene potencia visual y su formato es envolvente. Expone diez cuadros de grandes dimensiones, de 2 por 2 metros y otro de 6 por 4 metros.
Clara Lorca tiene 26 años y estudió Bellas Artes en Granada y Valencia. Lo novedoso de su técnica es que usa metacrilato. Es la primera vez que expone en Granada esta técnica. En total exhibe veinte cuadros, en dos series de formato pequeño (dieciséis) y el resto más grandes. Clara tiene una manera de pintar más delicada, más lírica, por el uso del color. “Los dos nos conocíamos artísticamente. Nuestra obra es distinta, pero tiene unas raíces muy similares. De contraste y paralelismo a la vez. Tenemos el mismo discurso, el mismo diálogo”, explica Clara.
Los cuadros de Antonio no tienen un título en común, cada uno plasma algo diferente; pero algunos títulos de Clara están relacionados con la metamorfosis, con el cambio, el renacer, como las clisálidas. Además, Clara expone una serie de esculturas. “Es una instalación, especie de túnel infinito, como si fuera un pozo. Son esculturas de engaño visual, un engaño a la perfección”, apunta esta joven artista.
En la inauguración de esta tarde, los hermanos pianistas de Clara Lorca, Julián y Alejandro, tocarán varias piezas que representan la pintura de uno y de otro, a modo de guiño y para rendir homenaje a la forma de crear y concebir el espacio de estos dos jóvenes pintores. Julián y Alejandro pretenden llevar esa misma expresión visual a lo sonoro.
La exposición se podrá visitar hasta el 12 de mayo. Es una buena oportunidad de sentir y experimentar una catarsis de un sinfín de colores.